Me colgué del cable

Se que saben (eso espero) que esa frase es de ¨Indomables¨ (para mi público no argento les cuento que es un programa de aca muy divertido conducido por un desquiciado Roberto Pettinato). Y sí...me colgué del cable. Mi cabeza anduvo vagando por recónditos caminos de la vida, de la birra y del destino. Verdaderamente algo secuestró mi mente (como le sucedió a Trent, el hermano de Jane, la amiga de Daria Morgendorffer (qué buena serie ), al cual la idea de maní le había secuestrado la mente. Yo no se qué me sucedió, si la idea de maní, o cosas más o menos importantes...en fin. Menesteres varios. La cuestión reside en lo siguiente: nada me inspiraba para escribir. De hecho sigo en ese pozo maldito, tétrico, patético, peripatético en los que caemos los creativos de vez en cuando ( ¨ caemos dijo la mosquita jiji ¨). Era la pesadilla del Negro Fontanarrosa: despertarse un día sin ideas.

Y ahora estoy completamente vacía, hueca de ideas e ideotas. Como un globo terráqueo me siento. Su oquedad me idenfitica. Aclaro que no estoy bajo el efecto de ningún estupefaciente ni sustancia toxicomanígena alguna. Es sólo un lapso de vida...que le sucede a otro y le antecede al próximo. De todas formas muy a menudo me pregunto, sobre todo en mis larrrgos viajes en colectivo que hago dirariamente, quién se puede interesar por las paparruchadas y barrabasadas descomunales que digo? Y la respuesta es: no interesa demasiado. Es sólo un hobbie (a no confundir con los hobbit del Sr. de los anillos, tampoco con las ceritas). Lo marabichoso de todo ésto, es que, al menos alguien de vez en cuando me dice ¨ leí la boludez que escribiste, sos graciosa loca¨. Y me doy cuenta que no soy la única boluda! Qué somos más! Y que los boludos algún día dominaremos el mundo. Na na naaa. El otro día un chico con un acento centroamericano me pidió un cigarrillo, era muy amable, y me recalcó (así como quién no quiere la cosa, como bajando una línea energética buena onda profética) ¨ lo importante es tener vida y salud¨. Yo le agrego : y divertirse. Por eso me gusta de vez en cuando ser muy boluda, ridícula, reírme de mí misma y de lo absurdo de la vecina de al lado. De otra manera no le encuentro sentido a ésta existencia.